La leyenda de un Baobab y una Acacia.
Suena música de fondo en la calle principal de Velingara.Son las 5:15 de la tarde y me retiraba a descansar en las afueras de la urbe, a mi hotel.Soñaba en caer desplomado en la cama.
Otro día de no disparar fotos.Negociar y negociar para poder acceder a un tema imposible.
La verdad es que cualquier distancia se me hacia larga, pero no quiero perderme semejante alboroto.Mi francés es nulo y me dificulta la comunicación pero mi cara de curioso me ayuda a ser entendido y me facilita llegar hasta el origen de esta escandalera.
Me dije: ¡¡¡como en la Semana Negra de Gijón!!!.
Toma ya, cuando entro en la bocacalle y me encuentro que todo este cañonazo viene de la iglesia y que se esta celebrando el día del padre sumado con el día de misa.Una mezcla interesante y explosiva.
Me encuentro a mi amigo Marcel que me explica el evento.
Pues nada, que decido quedarme a dar unas palmas.Pero en nada me doy cuenta de que es imposible, que tengo la cámara entre las manos.
Pues nada que dejo lo de las palmas y me pongo a hacer fotos.
Todo es alegría y jolgorio entre las canciones de los adolescentes y los bailables de los mas veteranos del lugar.Comienza la fiesta.
Bien venidos a la casa del señor.
Bajo la inmensa acacia y el ya gastado baobab, unidos como si fuese un único ser, se reunen cada domingo todos los que estan dispuestos a morir en el intento.Coral incluida.A este nuevo árbol le podríamos llamar "acaobab" o "baobacia".
Música, gritos de ¡¡¡¡aleluya!!!! y danza.Estoy
rodeado de felicidad junto a miembros de las dos comunidades, la cristiana y la musulmana.
Se respira la armonía propia de la gente que no quiere pelearse ni discutir por cosas que a veces nos cuesta entender.De dentro de todos solo sale alegría y ritmo.Yo no me atrevo a lanzarme porque seguro que la lío.El torpe del blanco ya ha hecho acto de presencia.
Au revoir bon ami.
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